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Pintor y escultor, alumno directo de Julio Alpuy y Anhelo Hernández entre otros grandes maestros, tiene su propio taller desde 2007 además de ser docente en bellas artes.

Uruguay, 1971

Marcelo Larrosa es un artista abstracto en toda la dimensión dada a este concepto por «La escuela del sur», movimiento uruguayo impulsado por Joaquín Torres García hacia 1934, cuando se estableció definitivamente en Montevideo en 1934 después de 43 años de trayectoria en la vanguardia europea y estadounidense. movimientos «La escuela del sur» tiene como objetivo crear una obra de arte con una técnica de pintura simple, colores puros, el uso de la proporción áurea y conceptos estructurales para dar forma a una idea. Marcelo toma de estas ideas para construir su propio lenguaje y dar forma a su propia línea de pensamiento.

La obra de Marcelo es el lenguaje mismo, donde considera cada tipo como una forma y un texto como una imagen. El artista crea imágenes que, a primera vista, invitan al espectador a leer y dar sentido al texto que se propone, pero que, en una mirada más cercana, revelan una maraña de fuentes ilegibles: deformadas, retorcidas e invertidas. Con esta lógica, Marcelo Larrosa subvierte la lógica de la escritura misma, escribiendo literalmente algo que no se puede leer para representar lo indescriptible.

Con su obra, Marcelo pretende llegar a una expresión universal en la que una obra de arte concebida como un mensaje es, de hecho, una gran cantidad de interpretaciones múltiples.

Trabajando con los mismos métodos de La escuela del sur ”, Larrosa trabaja siguiendo un método artesanal, creando sus propios pigmentos y lienzos de acuerdo con los métodos tradicionales y materiales simples como por su mentor Julio Alpuy.

El trabajo del artista uruguayo Marcelo Larrosa Martinatto, alumno directo del maestro Julio Alpuy, se centra en el lenguaje. Siguiendo la línea de la tradición constructivista, retuerce los límites del arte y considera las letras como formas y los textos como imágenes. Las letras con sus configuraciones son un recurso visual de gran ritmo que mezcla figura y fondo, produciendo una gestalt impecable. Explorando los límites entre la pintura y la escritura, a favor de la creación de signos y símbolos universales. Símbolos que reúnen, que unifican, que flexibilizan y que nos dan un número infinito de posibles mensajes en su universalismo constructivo.

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